Décimo Octavo Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 3 August 2014

verdeTodos comieron hasta quedar satisfechos.    

Lecturas: Isaías 55, 1 3; Romanos 8, 35.37 39; Mateo 14, 13 21.                      

1 - El pan de cada día – Si Jesús multiplicó el pan dos veces para las multitudes hambrientas de Galilea, Dios multiplica cada día la comida para las multitudes de todo el mundo. El pan es el milagro cotidiano que se renueva ante nuestros ojos, distraídos y acostumbrados a los milagros. Pan para el cuerpo, pero también pan extrasubstancial para el espíritu: la ciencia, la tecnología, los intercambios interculturales, los bienes sobrenaturales ...

2 – Es todo gratis – Dice el profeta Isaías: “¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero. Vengan, compren vino y leche sin pago alguno!. ¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface?”. El verdadero pan, que satisface a todo ser viviente y que se compra sin dinero es sólo únicamente el amor infinito de Dios, vida del hombre: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (S. Pablo).

3 - El pan verdadero – El espectáculo de las muchedumbres de Galilea, que se olvidan de comer para seguir a Jesús, se repite hoy en día. No sólo son los pobres y los hambrientos que siguen a Jesús, sino también los que son ricos y saciados de bienes materiales. Las multitudes del dos mil son cada vez más hambrientas del único pan auténtico, que satisface definitivamente los deseos del corazón humano. La “demanda de bienes” que cumplimentar, ya no está en el orden del tener, sino del ser. Todos, en fin, no sólo quieren comer, ¡sino también estar satisfechos!

4 – Cada uno de los gestos – He aquí la narración evangélica: “Mandó a la gente que se sentara –tomó los cinco panes y los dos pescados- mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente”. El hombre ofrece un pequeño regalo para distribuir a todos, Dios bendice, parte y multiplica. Ciertamente, Dios también sabe ofrecer por su cuenta al hombre el pan del cuerpo y del espíritu, pero generalmente quiere que esto se haga con la colaboración del hombre.

5 - La situación – “No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer” (Evangelio). No existe multiplicación sin distribución. Lo demuestra la situación actual del mundo: el Occidente, por sí solo, administra el 80% de la riqueza de la tierra y manipula cultural y políticamente a toda la humanidad. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces, está dentro de las posibilidades del mundo actual. Por lo tanto, ¡es un deber inestimable para quienquiera!

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