XII Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 19 June 2015

verde¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

Lecturas: Job 38, 1.8-11; 2 Corintios 5, 14‑17; Marcos 4, 35‑41.                      

1 ‑ El mar ‑ Es una estupenda criatura de Dios, signo de potencia vivificante, de ilimitado tamaño, de abismal profundidad. ¡Así cómo es Dios! Contemplando esta maravilla de la creación, nuestra mirada se asoma al infinito de Dios, al inexorable transcurrir y refluir del tiempo, a las interminables miserias humanas que son curadas y devueltas a vida nueva, al llanto y tragedias del hombre .. . La lectura de Job parece aludir a esto, cuando recuerda que Dios ha establecido un límite preciso al mar de la creación y del mal: “Sólo hasta aquí puedes llegar; de aquí no pasarán tus orgullosas olas”. Este mar del mundo es símbolo de todo el mal, que trata de arrollar el bien; pero se quebranta contra la sabia y misericordiosa Providencia de Dios, que también usa el mal para lograr un bien mayor.

2 – Olas y tormentas – Escuchando el lento romper de las olas o el repentino despertar de la tormenta, el pensamiento va a la nave o a la humilde barca que sube y baja a merced de las olas. ¡Igual que la vida del hombre! Tormentas del corazón, tormentas de la naturaleza y de la historia humana. Pero Cristo es el navegador que ordena al mar y reprende al viento: “¡Silencio! ¡Cálmate!”. La  barca de Jesús es una madera humilde: la cruz, instrumento de salvación que no se puede hundir ofrecido a todos los náufragos de la vida. Las aguas de la creación, las aguas del diluvio, las aguas del Mar Rojo, las aguas del Jordán, el agua del costado de Cristo, el vaso de agua, ofrecidos por amor de Dios a los hermanos ...

3 ‑ Su barca –  En el lago de Tiberíades también está la barca de Pedro, que está a punto de hundirse a merced de la tormenta; Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo profundamente. Los apóstoles lo sacuden: “¡Maestro!no te importa que nos ahoguemos? Cuando todo vuelve a la calma, Jesús los reprende: “¿Por qué tienen tanto miedo?¿Todavía no tienen fe?” En esta historia, casi cotidiana en la vida de cada hombre, está representada la Iglesia, que navega en el mar abierto de la historia: luchas, discusiones, contestaciones, divisiones, persecuciones ... Pero está el Señor que, aun durmiendo, siempre vigila, asegurando a su barca que no se hunda. Saber que estamos en la única barca que no se hundirá, no es cosa de poco. ¿Qué otro barco, hecho por manos humanas, nos da tanto?

4 – La otra orilla – La vida en la tierra es una navegación intrépida hacia el puerto eterno. La invitación de Jesús a sus apóstoles alude a hacer ruta al Cielo: “Crucemos al otro lado”. Entonces, finalmente cesarán las tormentas del tiempo y el período de prueba: estaremos en la paz bendita de Dios. Pero también en esta tierra hay “otro lado”, es decir una nueva forma de vida:

«Hermanos, el amor de Cristo nos urge ante la idea de que uno murió por todos, por lo que todos han muerto. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y fue criado por ellos "(San Paolo). Realmente es otra calidad de vida, cuando uno no vive para sí pero para los demás ...

Mirémos a nuestro alrededor, hay mucho para elegir.

5 - Recemos – “Ten firme, Señor, la fe del pueblo cristiano, para que no nos exaltemos en el éxito y no  nos abatamos en las tormentas, pero en todo acontecimiento reconozcamos que estás presente y nos acompañas en el camino de la historia” (Liturgia). Pidamos también tanta luz para dar un mayor sentido a las pruebas cada día, confiando en que Cristo está con nosotros para guiar nuestro corazón.

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