XII Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 18 June 2016

verdeEl que quiera salvar su vida la perderà, pero quien pierda su vida pormi causa la salverà

Lecturas: Zacarías 12, 10-11; Gálatas 3, 26-29; Lucas 9, 18-24.

1 - ¿Qué es la vida? – El tema fundamental del Evangelio, la “buena noticia”, es la definición de la vida humana. Cristo nos revela la verdadera naturaleza de la vida y porqué Dios nos la dio. Él propone y soluciona la cuestión con una paradoja eficaz para explicar el auténtico y nuevo modo de concebir la vida. Y naturalmente, antes nos ofrece un ejemplo inalcanzable con su vida. Aceptar este “principio existencial” de Jesús significa aceptar también todas las decisiones radicales que Él propone a los hombres que quieran salvarse.

2 - Perderse - El mundo nos dice: “¡Toma tu vida, es tuya, úsala toda para ti!” Cristo rebate: “La vida es un don de Dios, no es tu propiedad privada y exclusiva: pertenece a todos, ¡ofrécela a todos!” Son dos conceptos diametralmente opuestos: ¿TOMARSE O PERDERSE? La respuesta de Cristo no da lugar a dudas: “El que quiera salvar su vida (es decir su pellejo, su existencia) debe  perderla”. ¿Quién tiene razón, Cristo o el mundo?

3 - La verificación – La experiencia cotidiana confirma que sólo “perdiéndonos” salvamos nuestra vida, es decir: las utilizamos al máximo. Quien no se sacrifica, quien no paga de persona, quien no “da el primer paso” no consigue nada; si queremos recibir de los demás, primero debemos dar. Está en la naturaleza misma del amor - y la vida es amar- el donarnos, precisamente perdernos para los demás. Incluso Agustín se vio obligado a admitir: “No logro explicarme porque quien se pierde se realiza, y quien no se pierde se arruina. Si amas de modo equivocado, entonces te odias a ti mismo; si odias en el sentido bueno, entonces amas” (Comentarios Evangelio San Juan 51, 10).

4 - Cristo: el hombre del perderse – Ésta es la respuesta lógica a la pregunta que Él le hace a los apóstoles: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Él es el hombre para los demás, el hombre de todos, vino a servir, hasta la muerte en la cruz con la donación de toda su sangre. Después de lo que ha predicado durante toda su vida, no sabríamos entender un Cristo que muere en un lecho de muerte natural. Poco antes de morir ofrece el perdón a todos los hombres - que es la forma extrema del perderse- y consigna su vida al Padre diciendo: “Todo está consumido”, para decirnos que el don total de sí mismo se completó, que no había nada más que dar. También a nosotros nos recomienda hacer lo mismo: “El que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”. A partir de este momento, la "cruz" de Jesús representa la entrega total de la propia vida por la salvación de todos.

5 - En concreto – Todo el Evangelio puede ser considerado como la ejemplificación del principio del “perderse”. No se podrá entender, ni mucho menos aceptar, si no se acepta este punto inicial: el discurso de las bienaventuranzas, el perdón cristiano, la renuncia a la propia voluntad, a la familia, a los bienes.. son considerados una ridícula utopía. ¡Es por esto que la mentalidad del mundo rechaza la formulación evangélica de la vida! No se ha comprendido el secreto misterioso y la lógica estupenda de esta visión de la vida.

6 – Primeros últimos, últimos primeros – Sería de veras una tragedia morir con la añoranza de haber desperdiciado la existencia. El problema de todos es sólo éste: donar hasta el final toda la propia vida porque es inútil, desperdiciada, si no se gasta por amor de todos. He aquí, el motivo del porqué los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. Efectivamente, en la vida divina los primeros, o sea los que han ignorado la existencia de los otros, estarán en el último lugar, mientras que los últimos, o sea aquellos que se ponen completamente a disposición de los demás, serán los primeros. Precisamente porque, en la medida que uno se pierde, se realiza por la eternidad. En este sentido, se comprende toda la gama de las elecciones humanas: ¡desde los drogadictos hasta los misioneros! 

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