Inmaculada Concepción De María

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 3 December 2013

gialloExulto y me alegro en el Señor porque me ha revestido de los vestidos de salvación    

Lecturas: Génesis 3,9-15.20; Romanos 15, 4-9; Lucas 1,26-38.                      

1 - Un poco de historia – Pío IX ha proclamado el dogma de la Inmaculada el 8 de diciembre de 1854 en la Basílica de San Pedro, después de una larga maduración de la tradición cristiana por unos nueve siglos. No todos estuvieron de acuerdo; en Alemania hubo un pequeño cisma entre los vetero-católicos. Pero la Virgen misma se encargó de aclarar la cuestión. Apareciendo después de cuatro años, el 11 de febrero de 1858, en la gruta de Lourdes, a Bernadette que le preguntó como se llamaba y le contestó: 'Yo soy la Inmaculada Concepción.' Nuestra Génova, ciudad de María desde el 24 de septiembre de 1673, ha querido levantar el primer templo a la Inmaculada con la Basílica de la calle Assarotti.

2 - Un nombre nuevo – Éste es el nuevo nombre que se ha dado a María, y explica muy bien la diferencia que hay entre Ella y todos nosotros. Ella es la única criatura que, desde el primer instante de la concepción, ha sido eximida del pecado original. Este privilegio es justificado por el hecho que María debía convertirse en digna Madre de Jesús: el Hijo de Dios hecho hombre. No era posible que fuese al mismo tiempo esclava del demonio Aquella que habría concebido en su corazón y en su seno al Santo de los santos.

3 - Hija de la Redención – Pero esto no significa para nada que María no haya necesitado la redención. En efecto la Iglesia explica que Ella fue exentada del pecado original con una gracia de tipo preservante, es decir precedente a la pasión y muerte de Jesús, pero siempre consecuente a los méritos de Jesús Redentor. Por eso, también María es la primera hija de la Redención, así como un día será Madre de Redención junto a Jesús por todos nosotros.

4 – Un pensamiento de Agustín – Él es una de las voces Maríanas más límpidas y originales de la Iglesia, porque no habla nunca aisladamente de María, pero siempre en relación a Cristo y a la Iglesia: un misterio único e indisociable. Así escribe en un célebre tratado: “Exceptuando, pues, a la santa Virgen María, acerca de la cual, por el honor debido a nuestro Señor, cuando se trata de pecados, no quiero mover absolutamente ninguna cuestión (¿cómo sabemos si a ella le fue conferida más gracia para vencer por todos sus flancos al pecado, mereciendo concebir y dar a luz al que nos consta que no tuvo pecado alguno?); todos los santos y santas ¿cómo pensamos que habían de responder si les hubiéramos preguntado: tienen pecados? Seguramente habrían respondido al unísono: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad está ausente de nosotros”? (La naturaleza y la gracia 36, 42).

5 - ¿Y nosotros? - Para nosotros el día del bautismo ha sido el momento del renacimiento a la vida nueva: el pecado original ha sido repuesto y desde entonces tenemos la posibilidad de vivir como resucitados. Pero nos han quedado las tres consecuencias del pecado original, con las cuales tenemos que convivir hasta la muerte, en la certeza de poderlas superar con la gracia de Dios: la inclinación al mal, las pruebas de la vida (Dolores, enfermedades, pruebas morales), la muerte física.
El objetivo, que nace de esta celebración, no puede ser otro que éste: Todos inmaculados en la Inmaculada.