Primer Domingo de Cuaresma
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Lecturas: Génesis 2, 7-9. 3,1‑7; Romanos 5,12‑19; Mateo 4,1‑11.
1 ‑ Cuaresma – Es un período de cuarenta días que nos prepara a revivir de un modo nuevo el misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Pues es un tiempo de revisión profunda de nuestra vida humana y cristiana, desarrollada a través de: a) la oración, b) y la meditación de la Palabra de Dios, c) el ayuno de las pasiones y los sentidos internos y externos, d) el ejercicio de las obras de misericordia o solidaridad. En este período imitamos y compartimos la experiencia vivida por Jesús durante los cuarenta días en la montaña de Jericó, antes de comenzar su ministerio. Algo nuevo nos espera…
2 ‑ Adán y Cristo – Las tres lecturas bíblicas se centran en el tema del pecado original y la redención realizada por Cristo. La esencia del pecado de Adán nos es revelada por las palabras de Satanás, el Tentador: “¡No, no morirán.
Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal!”. La esencia de la Redención nos la explica Pablo: “por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos”. Jesús, ofreciéndose al mundo como salvador, ha querido y debido hacer propios todos los pecados, las tentaciones, los sufrimientos de cada hombre para expiar por ellos sobre la Cruz. ¡Su victoria es nuestra victoria sobre el mal!
3 ‑ La tentación – Jesús inicia su vida pública y su pasión, reviviendo en sí, las tentaciones del hombre: las malas para vencerlas, las buenas para darles cabida. La tentación es un hecho connatural al hombre: estando libre, vive siempre el drama de elegir o el bien o el mal. ¡Por lo tanto, no es sólo el resultado de una sugerencia del diablo o de la concupiscencia, que es la atracción hacia el mal, pero es una cuestión de libertad y un don de Dios! El tentador más grande no es el demonio, sino Dios: el primero nos tienta engañándonos, el segundo nos tienta sobre la generosidad. San Agustín dijo: 'Si ya no hay más tentación, no hay más oración" ¡Dejémonos “tentar” por el infinito!
4 ‑ Las tentaciones – El evangelista Mateo concentra nuestra reflexión en las tres tentaciones negativas: a) transformar también las piedras en pan y en dinero; b) hacer todo de acuerdo con lo que dicen y hacen los hombres; c) venderse con tal de tener éxito y ganar el mundo. Jesús demuestra frente a estas tentaciones diabólicas su libertad soberana. Él está totalmente libre de toda forma de avaricia, de sumisión, de ambición.
5 ‑ La libertad – ¿ Dónde, pues, está la verdadera libertad de espíritu? En el afirmar la propria independencia de todas las cosas de la tierra, en la conquista del dominio de sí mismos en el servicio a Dios solamente, es decir, en hacer todo por amor.¡La nueva libertad de Cristo, es de última, la capacidad de comunión con todo el mundo! En este sentido, Jesús es el Redentor, porque redime, es decir rescata y libera al hombre de toda forma de esclavitud, externa e interna. De aquí, necesariamente, inicia el camino de una auténtica Cuaresma.