IV Domingo De Pascua

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 2 May 2015

gialloConozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí

Lecturas: Hechos 4, 8‑12; I Juan 3, 1‑2; Juan 10, 11‑18.                      

1 ‑ El buen Pastor –  A Jesús le gusta describirse como un buen pastor frente a los hombres con el fin de enfatizar que él es el verdadero líder y guía de la humanidad, porque es el Salvador “que da su vida por sus ovejas”. La relación que lo une a nosotros es, pues, esencialmente un don de amor total y supremo, un servicio muy alto de verdad para la salvación del mundo: “Yo conozco a mis ovejas - Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas” (Evangelio). En este contexto no hay sombra de supremacía, sino de servicio humilde a todos los hombres.

2 – Los asalariados – Volvió, pues, Jesús a decirles, introduciendo otra figura en antítesis al buen pastor: “Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa”(Evangelio). ¡Pues ésta es la diferencia fundamental entre Jesús y los demás dominadores del mundo! La historia universal está llena de ejemplos negativos: las ovejas mil veces han sido privadas de su libertad, explotadas y hechas indefensas cuando uno más fuerte las quiso conquistar. A veces, por desgracia, incluso en la Iglesia algunos pastores han explotado las ovejas o se han desinteresado de ellas. En todo caso la lección concierne cada uno de nosotros, en la medida en que es un verdadero cristiano, siente como Jesús la responsabilidad de la salvación de cada persona y del bien común.

3 ‑ Las ovejas verdaderas – Responden al cuidado del Buen Pastor, porque lo conocen, lo aman, lo siguen, lo imitan. Las ovejas verdaderas son perfectamente semejantes al Pastor. Esto es lo que Juan apóstol dice: “Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es” (la Carta). Pues si somos hijos de Dios, y realmente lo somos; también somos hermanos de todos los hombres, como lo ha sido Cristo: esto es lo que significa ser “ovejas” de Jesús.

4 ‑ Todos pastores – Hoy Cristo guía a su Iglesia a través del cuidado de los sucesores de los apóstoles: el Papa, los obispos y los sacerdotes para que lo representen en todo. En este ministerio, sin embargo, también todos los laicos están llamados a trabajar en virtud de su pertenencia al único cuerpo de la Iglesia. Utilizando la misma imagen de Jesús, podemos decir que las ovejas le pertenecen a cada uno, por lo que ¡cada uno es responsable de la vida de todos los demás! San Agustín desarrolla este pensamiento haciendo un paralelo: las verdaderas ovejas de Jesús deben sentirse en la misión de pastores. Por lo tanto, es fundamental formar a los cristianos a sentirse en el rol de pastores y trabajar con competencia para sostener las comunidades cristianas junto a los sacerdotes. Hoy en día, hay una gran escasez de sacerdotes válidos y santos, por lo que es tarea urgente de todos rezar al Señor de la mies que envíe obreros dignos a su mies.

5 ‑ Puntos concretos – La nueva visión de Iglesia, según el Concilio Vaticano II, requiere la presencia de todos los creyentes en los distintos ministerios o servicios eclesiales: la catequesis, la educación, los sacramentos, las obras de caridad. No es suficiente formar parte de algún grupo. Llegó el momento en que, a través de los “grupos de escucha”, los cristianos se reunan en los edificios, incluso sin el sacerdote, para escuchar la Palabra de Dios, convirtiéndose en comunidad y en familia y ayudando a los hermanos del edificio. Esta transición hacia el estilo de la primitiva comunidad de Jerusalén ya está en marcha y es el compromiso prioritario de toda la pastoral.

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