Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 30 January 2014

verdeTambién escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda gloriarse    

Lecturas: Sofonías 2, 3; 3,12 13; 1 Corintios 1, 26 31; Mateo 5, 1 12.                      

El Sermón de la Montaña, revela al hombre la verdadera esencia de la felicidad. Las bienaventuranzas son ocho puntos, pero tan conectados que se compenetran entre sí de manera inseparable.

1-“Bienaventurados los pobres en espíritu” La humildad los pone en condición de ser salvados; su obediencia hace que sean siervos del Señor. Los pobres de Dios se consideran necesitados de todo delante de Dios y a los hombres; no se enorgullecen del bien realizado, no se deprimen por sus propios límites o errores; 'venden todo' para ganar a Dios y estar con Él eternamente.

2 - “ Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” - no se trata sólo de los afligidos por las desdichas de la vida, pero de los que se angustian porque todavía faltan de Dios, son peregrinos de la esperanza, sufren por el mucho mal que todavía existe en el mundo. Su sufrimiento es ya un gran consuelo.

3 - “Bienaventurados los mansos, heredarán la tierra” - Los mansos saben dominarse, son equilibrados, tratan a los otros con respeto y amabilidad. Los humildes conquistan el corazón de Dios, los mansos conquistan el corazón de los hombres. La mansedumbre es típica de la inteligencia, la humildad es típica de la voluntad.

4 - “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” - Ellos desean con todas sus fuerzas la perfección en sí mismos y en los demás. Son hombres de gran tensión ideal, moral y operativa. No son por la mediocridad ni la indiferencia. Su hambre y sed, es ya saciedad y profunda gratificación porque es ansiedad de infinito.

5 - “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos obtendrán misericordia” - Ellos tienen un corazón por todas las miserias espirituales y necesidades materiales del hombre; saben sufrir con quien sufre y alegrarse con quien se alegra. Comprenden, justifican, alientan, ayudan a todos. Por lo tanto, también los otros lesmcorresponderán con igual misericordia.

6 - “Bienaventurados los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios” - En ellos está ausente toda forma de malicia, de apego desordenado a las criaturas, de interés personal. Su conciencia es profundamente honesta. Están limpios por dentro y por fuera, en el cuerpo y en el alma. En ellos realmente puede habitar Dios. La pureza es la divina transparencia en el hombre.

7 - “Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios” - Se comportan de manera tal que fomentan o restauran la armonía ordenada en sí mismos y en los demás. Los hombres les tributaráuna estima particular: la de hijos de Dios que gozan unos de otros de Dios.

8 - “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” - Ellos están dispuestos a arriesgar, a pagar de persona a causa de la justicia. A pesar de las persecuciones, de la privación de toda libertad o de la vida, ellos saben que no pierden ni perderán nunca el bien por el que luchan. También para ellos el Reino de los cielos ya está en su corazón desde esta tierra.

Conclusión - a) El camino a la verdadera felicidad es diametralmente opuesto a lo que sugiere el mundo b) La recompensa en los cielos es también profunda felicidad en la tierra.

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