Cuartodécimo Domingo del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 25 October 2013

verdeLa cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha

Lecturas:    Isaías 66, 10 14; Gálatas 6, 14 18; Lucas 10, 1 12.17 20.

1 - La Madre – Esta profecía de Isaías es uno de los textos más conmovedores del Antiguo Testamento: Dios se presenta como una madre que consuela, protege y nutre a sus hijos. Nosotros también vamos a ser testigos de este evento: “Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores”. Estamos pasando por momentos difíciles debido a que el hombre, abandonando a Dios, eligió prescindir de un padre, de una madre y de una familia. Muchos se dejan andar pensando “total no hay nada más que hacer”. En cambio, nuestra fe, nos da en primer lugar un Padre, que tiene el calor y la ternura de una madre divina, que trasforma los sufrimientos y las pruebas de sus hijos en un consuelo grande y duradero.

2 - La cosecha – Jesús compara el mundo de los hombres por salvar con un hermoso campo de trigo listo para la cosecha. También hoy las expectativas de todos y las grandes potencialidades de bien hacen pensar al mundo como a un “río de prosperidad o a un torrente crecido”. PERO LOS OBREROS SON MUY POCOS! Se entiende bien que la invitación está dirigida especialmente al mundo de los jóvenes ...de todas las edades! Se puede realizar cualquier programa espiritual, cultural, social con tal que los obreros del Señor dejen todo para seguirlo. Después de todo, ¿cuántos hombres, sólo para hacer carrera, renuncian o deshacen a su propia familia?.

3 - ¡Rueguen! – Sobre este tema – las vocaciones de especial consagración- sólo el Señor puede realizar ese gran milagro en el corazón de un hombre o de una mujer, que los convierten en padres y madres de todo el mundo. Y ésta debe ser la gracia que cada comunidad cristiana arranca al Señor con una ferviente, partícipe y constante oración: que todos estén dispuestos a decir “sí” al Señor cuando Él llama: ¡“Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha”!

4 - Los estigmas de Jesús – San Pablo explica su vocación apostólica como una identificación personal con la pasión de Cristo: “En cuanto a mí, no quiero sentirme orgulloso más que de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo... Llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús”. Los estigmas de Jesús son el resultado de todos los “estigmas” dolorosos que todo hombre lleva consigo en la vida. Las heridas del mal, del error, de la debilidad, de las derrotas...

5 - Puntos concretos – Pueden ser dos: a) ofrecer la propia cooperación como laicos a los sacerdotes en la parroquia y en la vida concreta; b) rezar y alentar aquellos que sienten el llamado de Dios al sacerdocio para que puedan lograrlo. Señor, ¡concede a tu Iglesia numerosos y santos sacerdotes!