Quinto Domingo de Cuaresma

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 3 April 2014

violaYo soy la resurrección y la vida.    

Lecturas: Ezequiel 37,12 14; Romanos 8,8 11; Juan 11,1 45.                      

1 - El Espíritu de la vida – El profeta Ezequiel anuncia al pueblo hebreo -que ha perdido toda esperanza de salvación- un mensaje de resurrección: “Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas. Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir”. Hoy el Señor repite las mismas palabras a la humanidad, que es presa de la muerte en el cuerpo y en el espíritu: “¡Volverán a vivir!” La muerte es la irreductible enemiga del hombre. En su cuerpo el hombre muere de hambre, de sed, de enfermedades; en su espíritu muere cuando se extingue la fe, la esperanza, el amor, la eternidad.

2 - Lázaro – El milagro de la resurrección de Lázaro, por su parte prueba que Jesús es Dios, el Señor de la vida y la muerte, y luego anticipa dos eventos: la resurrección de Jesús después de su muerte en la cruz y nuestra resurrección ya sea en el alma que en el cuerpo: “Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu de Dios que vive en ustedes.” (San Pablo).

3 - Pan de vida – De hecho, Jesús se presenta ante el mundo como el que da la vida y la sostiene: “Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día ultimo” (Juan 6, 51-54). El tema de la resurrección del pecado pasa por el sacramento de la resurrección o Reconciliación y el tema de la vida a través del sacramento de la Eucarestía. Es por esto que Jesús permaneció entre nosotros: ¡Él es el Pan que alimenta nuestro viaje hacia la Vida eterna!

4 - Puntos concretos – Muchos luchan para librarse de experiencias de pecado que han dado muerte al espíritu y han dejado huellas de muerte en el cuerpo: las drogas, el alcoholismo, la violencia, el terrorismo, el desorden o una vida sin sentido. San Pablo define este tipo de comportamiento: “vivir según la carne”, con aspiraciones radicalmente contrarias a la ley divina. La Pascua es el tiempo en el que se vuelve a “vivir según el espíritu”, que es verdad, amor de Dios y del prójimo, felicidad, unidad y paz.

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