Quinto Domingo de Cuaresma

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 11 March 2016

violaAquel que esté sin pecado, que arroje la primera piedra

Lecturas: Isaías 43,16-21; Filipenses 3,8-14; Juan 8,1-11.                      

1 – La mujer adúltera – El episodio de la mujer adúltera contiene dos lecciones muy importantes: a) Jesús es la miseriordia de Dios en persona, listo a perdonar a todo el que demuestre estar dispuesto a no pecar más; b) los hombres tienen que dejar de condenarse recíprocamente porque nadie es impecable, todos pecaron y pueden pecar en futuro. “Aquel que esté sin pecado, arroje la primera piedra” (Evangelio). Y ante todo, para poder condenar al prójimo, es necesario tener no sólo la autoridad legítima  de juzgar en nombre de Dios, sino también la capacidad de conocer las intenciones de aquellos que han cometido un acto. Cosas, éstas, que son de exclusiva incumbencia de Dios.

2 – Somos todos adúlteros – Pero el pasaje en cuestión debe ser leído especialmente en relación a ese lazo de amor nupcial, lo que nos une íntimamente y radicalmente a Dios y a los hombres: cada hombre y todos los hombres en su conjunto están casados con el amor infinito de Dios. En relación con este tipo de matrimonio espiritual, todos, más o menos, somos adúlteros, es decir , infieles. Y es precisamente sumando estas formas de infidelidad, que hemos logrado adulterar la vida, el hombre, las criaturas, la fe, el evangelio, la ética natural, el testimonio cristiano, y hasta la buena educación. El adulterio, en sustancia, es traicionar a la persona amada y volver a amarse a sí mismos de manera equivocada.

3 - San Pablo – En cambio, la segunda lectura nos describe la situación de un cristiano extraordinario, justamente el apóstol Pablo, que se ha casado profundamente con Cristo. “Por Él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo  y encontrarme unido a Él. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a Él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta”.

4 - Puntos concretos – a) Tratemos de no concebir más el sacramento de la confesión como una imposición o como una costumbre que debe hacerse cada año “si queremos hacer Pascua”, pero sí como un feliz retorno a la plenitud de amor hacia Dios y hacia los demás, eliminando toda mentalidad o comportamiento de “adúlteros”. b) Existe otro tipo de confesión: pedir y darnos el perdón mutuamente, paso necesario para restaurar una verdadera relación de amor entre esposos, entre padres e hijos, entre amigos y enemigos. c) existen también algunas formas de “adulterio colectivo”: la tendencia de administrar la propia libertad y vida, por encima de la ley de Dios y al márgen de toda responsabilidad con los demás: todo, por supuesto, con los límites de las leyes humanas y de las costumbres sociales artificiales. d) El adulterio se consume a menudo en las pequeñas cosas de cada día, con muchos compromisos o faltas a la cultura y a la praxis corriente.

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