V Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 5 February 2015

verdeJesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades

Lecturas: Job 7, 1‑5.6‑7; 1Corintios 9, 16‑19.22‑23; Marcos 1, 28‑39                      

1 ‑ Job – La figura de este hombre se convierte en el símbolo crudo de la condición humana, presa impotente de todas las devastaciones físicas y morales. Si bien Job es un hombre enfermo en el cuerpo y en el espíritu, gime profundamente y suspira un Salvador. Jesús es el verdadero Job, que tomó sobre sí mismo todas las miserias y los sufrimientos humanos para redimirlos, liberando al hombre. La filosofía de este hombre es autodestructiva: típica de los que ya no cuentan más con Dios ni con los hombres: la vida es un trabajo duro, da sólo meses de ilusión y noches de dolor, pero da el tiempo necesario para ver realizados los proyectos, no promete ni un sólo día de felicidad ... Pero el verdadero Job surge desde ese basurero donde yace: no acepta, no se resigna, se siente honesto, se apela a Dios: “Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro”. De esta manera, la vida humana se transforma de un  tenue suspiro en un “soplo del Espíritu Santo”.

2 - El Médico del hombre – Continúa el espectáculo de Cafarnao, primer teatro que resume la misión de Jesús: “la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados, de manera que la población entera se estaba congregando a la puerta. Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades”. ¡Jesús se impone en unos pocos trazos como el único médico que puede curar todas las enfermedades de la inteligencia, del corazón y del cuerpo! Él vino “para los enfermos y no para los sanos”. También Pablo se siente llamado para la misma misión: “Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles”. La Iglesia desde ese día se ha convertido en la gran clínica del espíritu, donde Dios opera, a cielo abierto, cualquier operación para curar los males del hombre.

3 – ¡Todos te buscan! – La exclamación de los Apóstoles, dirigida a Jesús, expresa la situación más universal del hombre. También en el origen de la búsqueda de Cristo, hay una ansiedad de redención y de absoluto, que nace del profundo del corazón. ¿Pero cuál es, en fondo, la causa verdadera y profunda de todas las enfermedades, sufrimientos e infelicidades del hombre? Reside en la “divergencia” enorme, que existe entre lo que quiere y lo que realmente obtiene de la vida. La verdadera enfermedad del corazón humano es la de estar hecho para el infinito y se siente prisionero del finito (que tiene fin). En esto tiene origen el sufrimiento verdadero de cada hombre: que está “enfermo de amor” por el infinito, como dice la novia del Cantar de los Cantares. Y San Agustín pone en nuestros labios la oración justa, desde el principio de las Confesiones: “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (1,1,1).

4 ‑ La medicina – El hombre no será nunca feliz, es decir no estará nunca bien, mientras que pretenda llenar su corazón con bienes finitos: la riqueza, los placeres, el culto del yo y de la propia libertad. La terapia de choque, que ofrece Cristo desde el principio de su vida pública, parte en su lugar: a) de una positiva y radical denegación del propio egoísmo para salir de la propia individualidad y librarse de todo lo que hace esclavo el hombre; b) invita luego a apostar todo al don de sí mismo, el verdadero amor, la verdadera felicidad de la vida. He aquí, en qué términos: “Busquen primeramente el reino de Dios y todas estas cosas les serán añadidas - el que quiera ser el primero deberá ser siervo de todos”.

5 ‑ Puntos concretos – a) Demos un sentido completo y una finalidad de  amor a todo lo que hacemos; b) en los momentos de prueba aferrémonos a Cristo, reaccionando desde adentro a todo lo que es negativo; c) acerquémonos a los que sufren o que necesitan ayuda para recibir estímulos positivos; d) aceptémonos a nosotros mismos completamente y construyamos nuestra vida con los valores eternos.

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