Seconda Domenica di Pasqua

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 28 April 2014

biancoTomás, ¿porque me has visto has creído? Bienaventurados los que no han visto y sin embargo creen.    

Lecturas: Hechos2, 42-47; 1 Pedro 1, 3-9; Juan 20, 19-31.                      

1 - Tocar con la mano - El apóstol Tomás, que quiere tocar con la mano las heridas de Jesús resucitado, se convirtió en el símbolo de los que no creen “hasta que no tengan pruebas “. Mucha gente dice “Dios no existe, porque yo no lo veo, no lo oigo, es indiferente ante el sufrimiento y la injusticia en el mundo y nos hace sufrir; Cristo no ha resucitado porque yo no lo veo en mi vida; muchas veces los que dicen que creen son peores que los otros y no saben porque creen”. La lista es interminable. A este punto parecería más justa la actitud de Tomás.

2 - Una fe “probada” – De hecho, nuestra fe tiene que dar prueba de que Dios existe, que nos provee de lo necesario, que es justo, que nos ama y que todo en la vida -también el dolor- tiene sentido. También es cierto que muchos cristianos creen sin tener razones válidas, sin entrar en las cuestiones, sin verificar la validez de las soluciones de la fe. Tal fe, corre el riesgo que se evapore en el sentimiento, lo irracional, inconsciente, en la pura tradición. Por supuesto, las razones de la fe no sólo son intelectuales, sino que requieren una búsqueda hecha con mucha oración e incesante meditación de la Palabra de Dios, llevada a cabo no por nuestra cuenta sino dentro de la comunidad cristiana.

3 - Tocar las heridas – La actitud de Tomás (y la de todo verdadero creyente) se justifica mucho menos si eso significa querer pedirles a Jesús y a Dios una prueba más de amor. ¿No son suficientes las pruebas de amor implícito en el don de la vida y la libertad? ¿No basta la prueba suprema del amor de Cristo en la cruz, con el corazón abierto y los brazos extendidos en el don de una misericordia infinita? ¡He aquí la verdadera prueba de amor: las heridas abiertas del Cuerpo resucitado que sigue sangrando en la persona de todos los hombres!

4 - Qué heridas – Jesús no niega a nadie la “prueba de las heridas”. De hecho, se nos invita a hacerla y hacerla de inmediato. Su cuerpo aún está herido por todas las heridas de los hombres que mueren de hambre y de sed, de ignorancia e injusticia, de opresión y de horrores, de enfermedad y de muerte, de martirio para testimoniar su fidelidad y honestidad. Éstas son las heridas del Cuerpo de Cristo. ¡Si nos atrevemos a tocarlas, no podemos decir más que creemos y desinteresarnos de ello! A este punto, hacemos una auténtica y real experiencia de Cristo resucitado, muy concreta en la vida de todos los hombres y de todos los días.

5 - “Bienaventurados...” – Sí, bienaventurados los que creerán sin ver o sin pedir otros signos, después del que ya se ha dado y se puede ver en la realidad de todos los días. Bienaventurados los que creerán como los niños, en brazos del papá y de la mamá, tratando de dar una prueba de su amor al amor infinito de Dios. Palabra de Jesús: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” ¡Calculemos menos y amemos más!

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