Secundo Domingo de Cuaresma

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 13 March 2014

violaJesús destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el Evangelio.    

Lecturas: Génesis 12, 1-4a; 2 Timoteo 1, 8b 10; Mateo 17, 1 9.                      

1 - El monte de Dios – La Cuaresma propone cada año un nuevo itinerario de conversión y renovación. Se trata de subir sobre el 'monte de Dios', es decir en la plenitud de la vida divina, transcendiendo los límites de las cosas creadas. Cristo es el transfigurador que hace que Dios sea visible y presente en el hombre y el hombre en Dios. Este largo camino dura toda nuestra vida: tiene como epicentro la Pascua de Jesús y se consume en la llegada final de nuestra vida y de la historia humana: “Ha venido nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio” (S. Pablo).

2 - Un país nuevo – El Señor le dijo a Abraham: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré”. Es la llamada de la fe, dirigida a cada hombre, la invitación a la experiencia personal de Dios, privilegiando su voluntad. Una nueva experiencia, nunca concluida, de aceptar sin reservas la voz de Dios que nos llama a una misión, para tomar posesión de un país nuevo: el corazón, la libertad, la vida verdadera. Dejemosnos llevar de la mano, salgamos de nuestro pequeño mundo personal, y vayamos sin dudas, obedeciendo a Cristo y a su Iglesia.

3 - Un hombre nuevo – La transfiguración de Jesús revela la identidad completa de aquel Hombre y de cada hombre. Más allá del hombre Jesús, es Dios mismo quien habla y actúa. Incluso, dentro nuestro vive Dios que día a día, se transforma en nosotros y nos transforma en Sí mismo. En fin, todos estamos en camino para adquirir la plena identidad humana, que ha de ser hecho a imagen y semejanza de Dios. Todo proceso de maduración humana es la progresiva transfiguración del hombre hacia su forma completa y perfecta. El mal ha desfigurado al hombre, el bien lo transfigura en la sobrehumana perfección de Dios.

4 - Un mundo nuevo – El mundo de la creación y la historia esperan esta transfiguración lenta y difícil del mal al bien y del bien a un bien mayor. Efectivamente, el pecado no ha deformado sólo al hombre, sino también al mundo. El universo se transforma por la obra sabia del hombre así como el hombre se transfigura por la acción de Dios. Las transformaciones y las devastaciones actuales deben ser vistas y entendidas bajo esta luz de fe: Dios, misteriosamente, lleva al hombre y a la creación, a tomar su forma final, que es la plenitud del amor

5 - A través de la cruz – La transfiguración en Dios -del hombre y de la realidad- pasa por la Cruz. No es posible transfigurarnos, sin renegar el mal y la voluntad del mal, aceptando el valor expiatorio y purificador del dolor y el sufrimiento, aceptando sus responsabilidades con sacrificio y abnegación, aceptando generosamente a los demás. El fondo de la transfiguración es el que tiene el Calvario con aquella Cruz. Ella libera al hombre de toda escoria opaca del mal y lo devuelve a su pleno esplendor.

 

de Jesús revela la identidad completa de aquel Hombre y de cada hombre. Más allá del hombre Jesús, es Dios mismo quien habla y actúa. Incluso, dentro nuestro vive Dios que día a día, se transforma en nosotros y nos transforma en Sí mismo. En fin, todos estamos en camino para adquirir la plena identidad humana, que ha de ser hecho a imagen y semejanza de Dios. Todo proceso de maduración humana es la progresiva transfiguración del hombre hacia su forma completa y perfecta. El mal ha desfigurado al hombre, el bien lo transfigura en la sobrehumana perfección de Dios.

4 - Un mundo nuevo – El mundo de la creación y la historia esperan esta transfiguración lenta y difícil del mal al bien y del bien a un bien mayor. Efectivamente, el pecado no ha deformado sólo al hombre, sino también al mundo. El universo se transforma por la obra sabia del hombre así como el hombre se transfigura por la acción de Dios. Las transformaciones y las devastaciones actuales deben ser vistas y entendidas bajo esta luz de fe: Dios, misteriosamente, lleva al hombre y a la creación, a tomar su forma final, que es la plenitud del amor

5 - A través de la cruz – La transfiguración en Dios -del hombre y de la realidad- pasa por la Cruz. No es posible transfigurarnos, sin renegar el mal y la voluntad del mal, aceptando el valor expiatorio y purificador del dolor y el sufrimiento, aceptando sus responsabilidades con sacrificio y abnegación, aceptando generosamente a los demás. El fondo de la transfiguración es el que tiene el Calvario con aquella Cruz. Ella libera al hombre de toda escoria opaca del mal y lo devuelve a su pleno esplendor.

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