II Domingo De Cuaresma

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 25 February 2015

violaDios no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros    

Lecturas: Génesis 22, 1-2.9a.10-13.15.18; Romanos 8, 31b-34; Marcos 9,2-10.                      

1 ‑ Abraham e Isaac – A este padre Dios le pide un día la prueba suprema del amor sacrificándole su único hijo: “Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré”. Dios no nos dona ciertamente un hijo para sacárnoslo. En cambio, eligió para sí este criterio de amor supremo: para salvarnos, nos dio justamente a su único Hijo en la cruz. Abraham se convierte en imagen de este Padre porque ama tanto a Dios que “no le niega nada”. Efectivamente, esta es la única y extrema justificación, que auna Abraham  a Dios: quien ama está dispuesto a sacrificarse totalmente por la persona amada. Un día también Jesús reiterará esta verdad: “Quien ama a su padre o su madre o su esposa o sus hijos más que a mí, no es digno de mí”.

2 ‑ Dios Padre y Jesús Hijo – Mil ochocientos años después, más o menos en la misma montaña, en un viernes de sangre y tinieblas, se repetirá efectivamente la escena. Con una sola diferencia: en lugar de Isaac y del carnero sacrificado, será el Hijo de Dios hecho hombre, Jesús, el cordero inocente que quita el pecado del mundo. San Pablo, exclama: “Dios Padre que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?” ¡Esto es lo que ha sido capaz de hacer el Padre del cielo para salvar a todos sus hijos!

3 - Tres cabañas, tres cruces– Sobre otro monte, el de la Transfiguración, Pedro quiere levantar tres cabañas, una para Jesús y las otras dos para Moisés y Elías. No se imagina ni siquiera remotamente que un día no muy lejano, Jesús será verdaderamente glorificado en el Calvario, el monte del perdón universal. Los hombres, en lugar de levantar tres cabañas de amor, lo clavarán en la cruz poniendo junto a la suya,  dos cruces más, una para un hombre que pide misericordia y otra para un hombre que rechaza la salvación ... Jesús, en la inminencia de su Pasión, ve el monte de su Sacrificio y ora así al Padre: “Me encuentro ahora profundamente turbado; pero ¿acaso pediré al Padre que me libre de este trance? ¡Si precisamente he venido para vivir esta hora!  Padre, glorifica tu nombre. Entonces se oyó una voz venida del cielo: - Ya lo he glorificado y volveré a glorificarlo”. (Evangelio de Juan).

4 - La Transfiguración– No sólo es la manifestación de la divinidad de Cristo, pero la revelación anticipada de su pasión, muerte y resurrección: “Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó que no dijeran a nadie nada de lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de los muertos”. Los tres apóstoles afortunados deben haber visto algo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Este es para nosotros el significado fundamental de la transfiguración:. todos estamos llamados en Cristo Jesús a identificarnos con sus palabras, con su obediencia, con su sacrificio de amor. Todo hombre debe transfigurarse en sacrificio cotidiano ofrecido a Dios para la salvación de todos los hombres.

5 - Puntos concretos – a) Transfigurar todo nuestro pensamiento, gesto y acción, uniéndolos a la voluntad de Dios; b) ver todo hombre en Dios y Dios en cada hombre; c) comprometer nuestras vidas de la manera más urgente para mejorar su calidad (salud,  familia, educación, ministerio eclesial, social, misionero). En pocas palabras: trabajar sin cansancio para transformar el mundo, transfigurándolo a  imagen y semejanza de Dios.

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