II Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 14 January 2015

verde¿No saben acaso que sus cuerpos son miembros de Cristo? Por lo tanto,  ustedes no se pertenecen    

Lecturas: Samuel 3, 3‑10.19; I Corintios 6, 13-20; Juan 1, 35‑42.                      

1 ‑ Samuel – Este joven, cuya tarea será la de inaugurar el nuevo Reino de Judas e Israel, es llamado por el Señor tres veces durante el sueño en los edificios que rodean el Arca. Y por tres veces responde: “Habla, Señor, porque tu servidor escucha”. De su vida, simplemente se dice que “no dejó que cayera por tierra ninguna de las palabras de Dios”. Realmente es la figura de Jesús, la Palabra plenaria del Padre, que entra en el mundo diciendo: “He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad”. El Fiat es en sí una sola palabra pero que resume todas las otras elecciones posibles. Esto vale  para Jesús, para María y para la Iglesia. Vale pues también para cada uno de nosotros. Con nuestro Fiat escuchamos y aceptamos todo el proyecto de vida, que el Señor nos ha asignado para nuestra salvación.

2 ‑ Pedro – Jesús, sin perder tiempo, el día después de su bautismo en el río Jordán llamó a los primeros colaboradores en su misión de ser el Cordero de Dios “que lleva sobre sí los pecados del mundo”. Primero llamó a Andrés y Juan, los ex discípulos de Juan el Bautista, luego llama a Pedro. Este último se siente hasta cambiar su propio nombre en el de su futuro papel. En efecto, Jesús, poniendo su mirada en él, le dice: “Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas” (que significa roca). Así que su nuevo nombre está en perfecta consonancia con la misión de Jesús, la piedra fundamental es decir  el centro de la salvación. En Él, también Pedro seguirá siendo en la Iglesia la base que une en Jesús a la gente en el amor de Dios y que los hace hermanos: la Iglesia-familia.

3 – ¿Y nosotros?– Jesús también nos podría dar un nombre como éste: “ladrillos o piedras vivas”, ya que debemos ser parte del edificio espiritual de la Iglesia: “Al elegir a Pedro, Jesús quiere darnos a entender que elige a todos eligiendo a uno y tarde o temprano, elige a todos” (San Agustín). La razón profunda de todo esto, la explica Pablo: “¿No saben acaso que sus cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor se hace un solo espíritu con él. ¿O no saben que sus cuerpos son templo delEspíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen (Corintios)?”

4 - La situación– Dentro de la Iglesia vemos una situación diversificada. Por un lado están los “signos negativos”: la falta de comunicación, el egoísmo, las divisiones y por otro lado los “signos positivos”: la voluntad de servicio a los necesitados, una mentalidad ecuménica y universal, la reconciliación a largo rayo. Todo esto es causado por la falta de relaciones verdaderamente humanas de amor gratuito y fraterno. Cuando esta relación funciona, todo está bien. La misión de la Iglesia comienza por evangelizar al hombre en este punto fundamental: entrar a hacer parte del cuerpo y de la familia eclesial para formar una cosa sola. Por lo tanto, el amor es la primera evidencia ética con la que educar al hombre: él, cuanto más vive  integrado en la vida del cuerpo, es más vivo y lleno de vida personal. Cada hombre en fondo es como Pedro: representa a todo el cuerpo, y vive para todo el cuerpo.

5 – Una intuición del poeta Leopardi – El gran poeta se pregunta en la obra “Zibaldone”: ¿Por qué hoy la Iglesia anda mal? Responde: “Los cristianos de la primera generación han puesto todo en común; los que vinieron después se olvidaron de que las cosas puestas en común seguían siendo personales. Desde ese momento la Iglesia decayó”'(pensamiento del 4 de julio de 1820). La Iglesia, evidentemente, no está hecha sólo por Dios o por el Papa o por el párroco: ¡YO TAMBIÉN LO SOY!

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