VI Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 11 February 2015

verdeSi quieres, puedes sanarme - Sí quiero. ¡Queda limpio!

Lecturas: Levítico 13, 1‑2.44‑46; I Corintios 10, 31-11,1; Marcos 1, 40-45                      

1 ‑ La lepra – Hoy en día, la lepra  es una terrible enfermedad, que en la antigüedad fue considerada como la peor por los efectos devastadores sobre el organismo, en cuánto  incurable y contagiosa. No le quedaba otra cosa, al pobre infeliz que se enfermaba, que aceptar su destino y la inevitable separación de la sociedad. Es por eso que la lepra es la imagen trágica y emblemática del pecado, que devasta totalmente el espíritu del hombre y lo separa del amor de Dios y de los hermanos.

2 - El pecado – La cultura moderna ha abolido el concepto de pecado como una ofensa a Dios, a sí mismo y a los demás. Una falsa educación a la libertad, entendida como albedrío supremo y como  infalibilidad en el actuar, ayuda a sofocar en sus orígenes a la voz de la conciencia, eliminando cualquier relación de dependencia con la ley de la naturaleza. Ahora, dando una escucha no superficial a la razón y examinando la realidad universal de los comportamientos humanos, nos damos fácilmente cuenta del contrario: el hombre no es para nada  infalible,  más bien a menudo se equivoca con efectos trágicos: el hambre, las enfermedades, la segregación racial, todo tipo de violencias (guerras, drogas,  prostitución,  torturas, esclavitud), la soledad, el aislamiento, la marginación ... He aquí un cuadro suficientemente elocuente del desorden que está dentro del hombre, y que se derrama afuera.

3 ‑ Las causas – Todo el mal puede ser atribuido a dos sentimientos: el orgullo y el egoísmo. Efectivamente, ellos anulan el amor a Dios y al prójimo. En cambio, el amor nos hace a todos hijos de Dios y hermanos del hombre. Quien se ama a sí mismo, odia a los demás  y “el que odia a su hermano es un asesino” (San Juan). Cualquier forma de marginación, de discriminación y de división es una ofensa al amor. Ahora, remover estas causas es la condición indispensable para conseguir el perdón de Dios y de los hombres, es decir, para pasar de la muerte a la vida. Se convierte en un leproso delante de Dios quien trata a su hermano como un leproso.

4 - La confesión - Jesús ha “inventado” la confesión para darnos la misericordia del Padre, que cancela los pecados personales y ayuda a vencer las causas de los pecados. A tres condiciones: proponerse cambiar vida, reparar de modo adecuado el daño ocasionado al prójimo, obtener el perdón de un sacerdote. Estas condiciones devuelven todo tipo de garantía a quien ha pecado. La confesión es un verdadero acto de amor, que debe transformar el corazón y la vida: “Tus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho - El amor cubre multitud de pecados ”

5 – Puntos concretos – a) Acercarse regularmente y responsablemente al sacramento de la confesión; b) antes de actuar, escuchar la voz de Dios en la conciencia confrontándola con la Palabra de Dios; c) “Hagan todo para la gloria de Dios” – “No le des a nadie motivo de escándalo” – “Sed imitadores de Cristo” (S. Pablo).

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