Solemnidad Del Corpus Christi

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 28 May 2016

giallaYo soy el pan vivo que descendió del cielo, el que come este pan vivirá eternamente.

Lecturas: Génesis 14,18 20; Corintios 11,23+26; Lucas 9,11 17.

1 - El gran sacramento - La Eucaristía es el magnífico resultado del Amor infinito de Cristo por nosotros: sangre de misericordia, agua de  verdad,  pan de una presencia continua que nos nutre y da fuerza, invitación y compromiso de estar unidos en su amor: “¡Oh misterio de amor!¡Oh signo de unidad! ¡Oh vínculo de caridad! Quien quiere vivir, tiene dónde vivir, tiene de qué vivir. Acérquese, crea, incorpórese para ser vivificado. Sea bello, sea proporcionado, sea sano, adhiérase al cuerpo; de Dios viva para Dios (S. Agustín, Tr. Ev. Jn 26,13).

2 - Pan y cuerpo – En la Eucaristía, el sacramento del amor de Dios por el hombre, está presente el misterio de la Encarnación (el cuerpo de Jesús, y el cuerpo de cada hombre) y de la Iglesia (todos los hombres en Cristo, se convierten en un solo cuerpo). Comiendo el único Pan, nosotros nos convertimos en un solo Cuerpo: ¡CORPUS CHRISTI! La Eucaristía es la asimilación personal de la vida y la muerte de Cristo, pero también es progresiva y completa asimilación a Cristo, en Dios, de todos los hombres.

3 - ¿Somos Corpus Christi? – Éste es el punto crítico de la Eucaristía: ya no es únicamente sacramento, es decir, ya no significa sólo Cristo presente en el pan, sino también todos nosotros en Él. Cuando Jesús toma en sus manos “su” cuerpo, en realidad está tomándonos a todos. Se comprende entonces que una Eucaristía vacía e inexpresiva es un corazón lacerado, una familia o una comunidad divididas, una Eucaristía inerte es una Iglesia herética y cismática. El pan todavía está allí, pero ya no está el Cuerpo de Cristo. ¿Somos Corpus Christi o somos células “cancerosas” que se multiplican por su cuenta dentro el organismo de la Iglesia, destruyendo – al menos en parte- la unidad del cuerpo?

4 – ¡Reciban lo que son! - Escuchemos a San Agustín que dice a los neófitos, que acababan de recibir su primera comunión con el bautismo: “Si son el cuerpo de Cristo y sus miembros, en consecuencia, sobre la mesa del Señor está puesto vuestro misterio sagrado: reciban el misterio que son. A eso que son, respondan: “Amén”, y con esta respuesta, lo subscriben. Se les dice: “el Cuerpo de Cristo”, y responden: “Amén”. Sean, pues, miembros del Cuerpo de Cristo para que este Amén sea verdadero! (Sermón 272).

5 - Puntos concretos – Ser siempre y en todo lugar el Cuerpo del Señor, que es la Iglesia, es la conclusión obvia de esta celebración anual y de toda celebración eucarística: recibiendo el Cuerpo de Cristo me comprometo a acoger a todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Y de esta manera, todos los hechos de mi vida “privada” serán vividos en una dimensión universal y por el bien de todos. Tomemos conciencia que ¡estamos muy lejos de la realidad cristiana del “Corpus Christi”!

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