Solemnidad de Pascua

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 26 March 2016

giallaCristo nuestra Pascua se ha inmolado: ¡hagamos fiesta en el Señor!

Lecturas: Actos 10,34.37 43; Colosenses 3,1 4; Juan 20,1 9.

1 - Al sepulcro – Un grupo de mujeres va, a la madrugada, a la tumba de Jesús Llevan consigo aromas para completar el embalsamamiento de su cuerpo, pero se preguntan ¿quién nos abrirá la pesada piedra del sepulcro?. Ellas no preven que tendrán que superar también los controles de las guardias y romper los sellos colocados por el Sanedrín en el sepulcro; para poder llegar hasta un muerto... Pero encuentran  una escena muy diferente: el sepulcro está abierto y no hay rastro de guardias. También pueden ver un ángel que desde el interior les anuncia: ¡“Cristo ha resucitado, no está aquí”! Entonces, regresando para anunciar a Pedro y a Juan, los cuales se encaminaron a comprobar: ven el sudario y las vendas bien plegadas en la cabecera y a los pies de la losa tumbal, no pueden, por lo tanto, los ladrones hipotéticos - como sostiene la Magdalena - haber robado el cuerpo del Señor. Ante tanta evidencia, resurge la fe de Juan, testigo ocular de la muerte y sepultura de Jesús ¡“Él vio y creyó”!.

2 – Siempre es así – También hoy en día se repite la misma escena para cada uno de nosotros. Llevamos nuestra fe, frágil y pequeña; nuestras pequeñas obras de bien; pero también llevamos una pesada piedra en el corazón: sentimos que nos falta el Infinito y el Eterno como dimensión normal de nuestra vida en la tierra. Agustín resume así el problema de la existencia en manera definitiva: “Quod aeternum non est, nihil est – Lo que no es eterno, no es nada”. La Pascua inicia de esta nueva certeza: la Vida vence  la muerte en el espíritu y en el cuerpo. ¿Por quién y cuándo será eliminada nuestra muerte para siempre?. ¿Quién cambiará realmente nuestra vida y la situación actual del mundo?. Luego, ¿cuántos cristianos con su comportamiento incoherente hacen de todo para que Jesús quede todavía encerrado en su sepulcro y no pueda ni hablar ni actuar?. Todas estas preguntas encuentran su respuesta solamente en la vivencia real de la Pascua: ¡Cristo con su muerte y resurrección nos salva para siempre de la muerte en el cuerpo y en el espíritu!!

3 – El sepulcro vacío – Primero las mujeres encuentran el sepulcro vacío y después ven a Jesús resucitado. ¿Qué quiere decir esto?. ¡LA MUERTE HA SIDO VENCIDA PARA SIEMPRE! El hombre ya no está condenado a sucumbir y a morir,  porque su pecado ha sido perdonado y eliminado. La Resurrección de Cristo es la respuesta al problema “número uno”: el mal ha sido destruido, la muerte cancelada. Por ahora, es cierto, subsisten las consecuencias del pecado, pero con la gracia de Cristo podemos vencer la concupiscencia que nos empuja al mal, transformar los dolores y las pruebas de la vida en instrumentos de purificación y maduración, y al final de los tiempos nuestro cuerpo resucitará para unirse definitivamente al alma inmortal.

4 – El don de Pascua – La verdadera alegría pascual proviene principalmente de un don especial que Jesús ha hecho durante la noche de Pascua a sus apóstoles en el Cenáculo: “Reciban al Espíritu Santo; a los que perdonen los pecados les serán perdonados, y a los que aten los pecados serán atados”. De este modo, les da el poder divino de perdonar los pecados de los hombres, o sea de hacerlos resucitar del mal. De esta manera la Pascua se convierta en la fiesta de la humillación de Jesús y de su perdón, el “octavo día” que marca la resurrección espiritual y definitiva de todos los hombres.

5 – Siempre estoy con ustedes – Jesús dice a cada uno: “He resucitado y siempre permanezco contigo”. El misterio pascual se transforma en una presencia continua de Cristo en la vida personal y entre nosotros. Él colma de Sí, mi corazón y mi vida, da vueltas en las habitaciones de la casa, está conmigo en la oficina y cuando viajo, está por doquier guiando el camino de la humanidad, anima todas las comunidades eclesiales y civiles! Esta presencia continua de Cristo resucitado ha sido una experiencia muy fuerte para las primeras comunidades cristianas, lamentablemente hoy en día ya no se experimenta como un hecho normal de la vida cristiana. Recomencemos de aquí.

6 – Puntos concretos – Pero, entonces, ¿por qué no puedo percibir esta presencia abrumadora de Cristo dentro y fuera de mi?, ¿cuál es la piedra tumbal que me obstruye la visión de Cristo resucitado?. San Pablo nos dice el remedio: “Hermanos, si han resucitado con Cristo, ¡busquen las cosas de arriba, piensen en las cosas de arriba”! En otras palabras: búsquenlo por medio de la oración y hagan lo que hagan, háganlo por Él y con Él, en una visión de eternidad, de valores divinos y eternos. Así, la Resurrección se convierte en la motivación real y profunda de toda la vida y es la única que pueda soportar los impactos del mal y de la muerte. Éste es el deseo y la entrega de  Pascua.  

Tags: