Solemnidad De Pentecostés

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 14 May 2016

violaFuimos todos bautizados para formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu

Lecturas: Hechos 2,1‑11; 1 Corintios 12...12‑13; Juan 20,19‑23.

1 – El Don y los dones – La Iglesia hoy invoca así al Espíritu Santo: “Don, en tus dones espléndido, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor”. El Espíritu Santo es todo el Amor del Padre y del Hijo, que se donan mutuamente haciendo brotar al Espíritu Santo y en él toda la Trinidad se entrega a nosotros. En este don están encerrados, como en una fuente inagotable, todas las gracias, los carismas específicos, los ministerios, las actividades y las ayudas especiales que el Amor de Dios infunde diariamente en el espíritu de los hombres y en toda la realidad creada. Sin embargo, hay algunos momentos “pentecostales”, en los cuales su efusión ha sido y será extraordinaria: a) desde los albores de la creación, el Espíritu Santo soplaba sobre las aguas infundiendo la vida; b) María concibió a Jesús en su seno, por el Espíritu Santo; c) Jesús muriendo en la cruz y resucitando ha derramado el Espíritu Santo de la redención y de la resurrección; d) el día de Pentecostés nació la Iglesia, la nueva humanidad transformada en familia de Dios; e) al final de la vida humana recibiremos la última gran efusión, que nos hará dignos de la visión beatífica.

2 – El Amor es todo – El corazón humano está hecho para amar el infinito: su continuo deseo es tormento y delicia de absoluto, es decir de Paraíso. Si el corazón ama, arde; si no ama, tiene sed. San Agustín traduce así éste anhelo de poder impotente: “¿Qué estás buscando fuera de lo que tú eres, si está en tu poder ser lo que buscas?” (Comentario al Salmo 41, 1). Pero también hay un amor falso que incinera los valores más bellos del hombre y de la vida: es el fuego tóxico del egoísmo. En cambio, el Espíritu Santo es el amor auténtico y verdadero que purifica, renueva, nutre el corazón humano hasta la perfección total y a la dicha infinita. En el amor de Dios también está comprendido el amor por uno mismo y por los demás.

3 – Del perdón, el coraje – El día de Pascua, Jesús, dando el Espíritu Santo a los apóstoles, les da el poder de conceder el perdón de Dios a los hombres, y, en consecuencia, da a todos la fuerza para perdonar las ofensas, para olvidar, para vivir en serena armonía. El día de Pentecostés, el Espíritu, que es la vida ardiente de cada alma, se convierte en fuerza de convicción, decisión luminosa, coraje, iniciativa para que cada hombre y cada cristiano pueda afrontar la vida y el mundo con entusiasmo y optimismo.

4 – Los siete dones – Son otras tantas manifestaciones del Espíritu Santo: a) sabiduría (el gusto de las cosas bellas y buenas), b) intelecto (la capacidad de conocer los dones de Dios y estar agradecidos), c) consejo (escuchar las sugerencias de Dios en la conciencia para poder dar buenos consejos a los demás), d) fortaleza (fuerza de voluntad para vencer el mal y cumplir el bien), e) ciencia (conocer y amar la voluntad de Dios), f) piedad (sentirnos hijos de Dios y padres y madres de los hombres), g) temor de Dios (evitar todo lo que desagrada a Dios, honrando el carácter sagrado de nuestro espíritu).

5 - Puntos concretos – Todavía nos sentimos demasiado “pobres” en amor y solidaridad con todos aquellos que (y son muchos) se declaran insatisfechos, decepcionados, cansados. El “pleno sentido” de nuestras acciones lo da sólo Él, el Espíritu Santo: “Consolador perfecto, dulce huésped del alma, mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento”. Somos un cuerpo único en la medida en que somos un Espíritu único, unidos por este Amor: he aquí la nueva realidad que el mundo espera de los creyentes.

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