III Domingo De Pascua

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 2 May 2015

gialloLes abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras

Lecturas: Hechos 3, 13-15.17-19;  I Juan 2, 1-5;  Lucas 24, 35-48.                      

1 – El Cenáculo - Es el primer pequeño templo de la nueva Jerusalén cristiana: la iglesia de Jesús.  Él reunirá a los apóstoles en la noche del Jueves Santo para celebrar su primera Pascua de muerte y resurrección, instituyendo la Eucaristía, dándoles el poder de perdonar los pecados, consagrándolos sacerdotes y enviándolos como testigos para evangelizar el mundo. En el Cenáculo, después de cincuenta días dona el Espíritu Santo a todo el mundo. El Cenáculo es la plena expresión de la liturgia Pascual donde Cristo reune a sus fieles, se presenta como  Palabra y como Carne, nutre y desarrolla la comunidad cristiana. También los apóstoles continuaran reuniendo la primera comunidad de Jerusalén durante mucho tiempo, y celebrarán el primer sínodo solemne de Jerusalén.

2 - Una inteligencia nueva – Jesús, la noche de Pascua y en la octava, ofrece a los apóstoles incrédulos muchas pruebas para demostrarles que verdaderamente ha resucitado: hace tocar las heridas de sus manos y pies también a San Tomás, que estaba ausente la noche de Pascua, come un poco de pescado, y les explica las Escrituras de nuevo. De este modo, volvieron a creer en una nueva forma, en la medida que comprenden el verdadero significado de la muerte y resurrección: Cristo murió porque él dio su vida a los que la habían perdido por el pecado; Cristo ha resucitado para que todos los hombres resuciten a nueva vida.

3 – La aplicación – Si no nos arrepentimos ni cambiamos nuestras vidas, haremos que sea inútil la muerte de Cristo, y cancelaremos la resurrección, es decir, la renovación de todas nuestras vidas. También nosotros -como los discípulos de Emaús– estamos llamados cotidianamente a reconocer a Cristo como el “pan partido”, pan que muere por los demás y vive para los demás: “Depende de nosotros transformar nuestras vidas a través de su cruz, clavando en ella el mal que hemos contraído, para poder ser justificados por su resurrección. Muera, pues, el pecado y resucite la justicia. “(San Agustín).

4 - Los testigos – Jesús dice a los discípulos de Emaús: “Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas” (Evangelio). Es por eso que los discípulos se levantan inmediatamente de la mesa y vuelven a Jerusalén para llevar el anuncio a los apóstoles. También hoy este testimonio presupone una estrecha unión con la palabra y la vida de Cristo, presente en el mundo y más activa que nunca, y una coherencia de vida según el Evangelio y una gran confianza en el proyecto cristiano de crear el hombre nuevo. Es cierto que Jesús lleva en sí mismo las “heridas” del pecado y de la muerte, pero tiene en sí la fuerza del Espíritu del amor de  Dios que transforma radicalmente todos los hombres

5 - Puntos concretos – En los momentos difíciles debemos recordar que Cristo está siempre con nosotros y nos apoya en cualquier eventualidad. ¡Su ausencia no es ajenidad! Los graves problemas que nos agobian cada día (familia, trabajo, paz) podrán ser afrontados y solucionados con una “presencia” efectiva de todos, que se produce cuando cada uno transforma su vida de acuerdo con las necesidades del otro. Ésta es la verdadera “prueba” de la resurrección que ya existe en el mundo: sentirnos responsables y no ajenos de la vida de los demás. Esta seguridad es atestiguada por una palabra de Jesús: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”.

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