Tercer Domingo de Pascua

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 9 April 2016

giallaSimón de Juan, ¿tú me amas? Cierto, Señor, ¡Tú sabes que te quiero!

Lecturas: Hechos 5,27-32.40-41; Apocalipsis 5,11-14; Juan 21,1-19.

1 - ¡Es el Señor! – El Evangelio de Juan nos narra la tercera aparición de Jesús a los apóstoles mientras pescaban en el lago de Cafarnaúm. Cuando Jesús se presenta a ellos, nadie pregunta más: ¿Quién eres? Porque saben bien que es Él. Ya se han habituado a ver con naturalidad a Jesús entre ellos, compartiendo todos los aspectos de la vida cotidiana. ¿Nos sucede lo mismo a nosotros?. ¿Nos damos cuenta y nos sorprendemos  sorprende de la continua presencia de Jesús en nuestra persona y en nuestras vidas: en los pliegues del corazón, en los pensamientos de la mente, en las decisiones de la voluntad; y además, en casa, en la escuela, en la fábrica, en la oficina, en el negocio, por la calle, en los que sufren?

2 – Vengan a comer – En este ambiente festivo e íntimo, ¿hay que asombrarse si Jesús prepara y sirve el desayuno a los apóstoles? El fuego ya está prendido en la playa y también hay pescado asado; luego añade otros peces que han pescado los apóstoles, y toma el pan... Ya todo está listo para una nueva Eucaristía en la playa. Ahora, ¡sería maravilloso que nuestras misas dominicales fueran “vividas” de esta manera, junto a Jesús que se manifiesta nuevamente para compartir su don con el nuestro y llega a nuestras casas para continuar su manifestación a través de nuestra vida familiar!. De todas maneras, siempre es Él el PRIMER PEZ pescado y comido por todos: nosotros lo asimilamos, pero es sobre todo Él que nos asimila a Si y nos invita a confirmarle nuestro amor.

3 - La barca y la red – Los Evangelios nos narran dos pescas milagrosas: una antes y otra después de  Pascua. En la primera, Jesús está con Pedro en la barca, los peces son recogidos con la red y descargados en la barca; luego, Pedro fue invitado a ser  “pescador de hombres”. En la segunda, Pedro va nadando hasta la orilla donde Jesús está esperando; la red está sumergida, llena de peces y viene  arrastrada lentamente hacia la costa, atada a la barca; Pedro recibe la misión de “apacentar los corderos y las ovejas” de Jesús. Dos imágenes que, juntas, forman una visión muy sugestiva y consoladora de la Iglesia del cielo y de la tierra. Ella es al mismo tiempo barca (los cristianos que se ven) y red (los cristianos que no se ven, la iglesia sumergida). En el tiempo final la red, llena de peces buenos, será arrastrada a la orilla: solo entones serán revelados todos los misterios.

4 – ¡Se va a pescar! – Jesús navega cada día conmigo al timón de mi corazón, yo navego con Él en la barca de la Iglesia. Incluso si duermo o hay tormenta, el piloto divino no abandona un instante mi vida ni la vida de la Iglesia. A veces, no logro ver “en la superficie” ni el bien ni a mis hermanos en la fe. Pues, más allá de las apariencias o del juicio de la gente, el amigo ocasional o el desconocido que encuentro, puede ser un cristiano en el verdadero sentido de la palabra. Todos, tarde o temprano, son pescados por la gracia de Dios.
Y es la luz de la Verdad que nos hace presa de Dios: ¡de hecho, el pescado se pesca a través de la luz!

5 -¿Tú me amas? – En definitiva, es siempre y sólo esto. Jesúspor le pide tres veces a Pedro una respuesta de amor y fidelidad, como para compensar las tres negaciones hechas por el apóstol después de la última cena: “¡No conozco a ese hombre!”. En realidad, Jesús quiere decirnos que esa pregunta nos la repetirá muchas veces a lo largo de nuestra vida: ¿Me amas?. Y nosotros ¿qué respondemos a Jesús?. Un día Pedro, al comienzo de su pasión, respondió bien al Sanedrín de Jerusalén que quería arrestarlo: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. ¡Y confirmará su amor hasta la muerte en la cruz, como su divino Maestro!. También hoy esa respuesta conserva toda su actualidad.

[Mientras estaba terminando de escribir estas últimas líneas (11 febrero 2013, 11.45), me dieron la noticia de la renuncia de Benedicto XVI como Sumo Pontífice: Dios es admirable en sus proyectos para la Iglesia. ¡Pedro va y Pedro queda!. Demos gracias al Señor por el don de este gran papa y pidamos para él consuelo infinito por lo que ha hecho y sufrido. También me acordé de un pensamiento de San Agustín: “El Señor no hace nada por casualidad, sino que actúa a sorpresa”. ¡Sorpresas de Dios!]

Tags: