Tercer Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 24 January 2014

verdeArrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca Vengan, síganme y los haré pescadores de hombres    

Lecturas: Isaías 8, 28b- 9, 1 3; I Corintios 1, 10-13.17; Mateo 4, 12 23.                      

1 - Galilea de los gentiles (de las naciones)– “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz” (Isaías). El Hijo de Dios, hecho hombre, inicia la gran aventura con los hombres: maestro de vida, médico de las almas y los cuerpos, libertador de toda forma de esclavitud del mal. Él ha venido a traer la luz de la verdad en la vida humana, que es un proyecto que une al hombre con Dios Esta es la alegría que produce la buena noticia de la salvación a todo el mundo: Galilea de los gentiles!

2 - Las barcas y los pescadores – ¿Dónde empieza el largo viaje por el mundo? Desde un pequeño lago con algunas barcas y un pequeño equipo de pescadores... Jesús los llama, invitándolos a dejar todo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres” Pedro y Andrés, Santiago y Juan son hermanos de sangre y constituirán la primera hermandad apostólica de Jesús, llamados a colaborar con Él para la salvación del mundo.

3 - Seguir a Cristo – La llamada de Jesús al Reino de los cielos tiene dos fases: a) nos hace discípulos en el esfuerzo generoso de recibir a Dios dentro nuestro convirtiéndonos a Él, orientándonos a transformarnos en Cristo; b) nos hace apóstoles en el compromiso total de trabajar juntos para construir el Reino de Dios también en los demás. ¡Los tiempos actuales y la Iglesia del Concilio instan a todos a una mayor distribución de las responsabilidades y tareas para la salvación del mundo, porque la Salvación del mundo depende de de todos y cada uno! Convertirse también significa sentirnos pescadores de hombres.

4 - El campo de acción – “Pescar a los hombres” ciertamente no significa manipular o explotar a otros; más bien, significa exactamente lo contrario: amar, ayudar, servir a los demás como lo hizo Jesús. Mientras haya un hombre sobre la tierra que sufra hambre, desnudez, enfermedad, marginación, injusticia... no podré sentirme tranquilo con mi conciencia. Aquí, más que de invitación, se trata de un deber categórico, que todos debemos respetar. A la ansiedad de poseer y ganar, reemplazemos la ansiedad de dar, de realizarnos haciendo felices a los otros.

5 - Las redes – Los hijos de Zebedeo, narra el Evangelio, remendaban sus redes. Las estrías de las incoherencias, de los compromisos, de las desuniones comprometen o impiden una acción coral, realmente eficaz de promoción humana y de evangelización. Hoy tenemos que dedicar mucho cuidado a ordenar armónicamente nuestras comunidades, superando individualismos y celos: “yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. ...para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia. (San Pablo).

6 - Una semejanza - ¿Cuándo una persona alcanza su plena madurez? Cuando es capaz de entregarse por completo. Esto es cierto en lo natural y lo sobrenatural. Un cristiano maduro (pero, también, cualquier hombre) debe ser un buen «pescador de hombres» entregándose totalmente a la causa del bien común.

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