XIII Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 26 June 2015

verdeNo tengas miedo; cree nada más

Lecturas: Sabiduría 1, 13-15. 2, 23-24;  2 Corintios 8, 13-15; Marcos 5, 21-43.                      

1 - Vida y muerte – Inicia una reflexión profunda sobre este tema fundamental para todas las personas de todos los tiempos. Nos guía el último libro sapiencial del Antiguo Testamento: la Sabiduría. Enseguida alaba al Dios de la vida: “Él ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal”. Todo ser, en cuánto tal, es un bien de Dios; el mal no  puede ser que el resultado de la voluntad humana, por lo tanto es la privación del bien. El hombre fue creado para la inmortalidad, a imagen de la inmortal justicia de Dios. ¿Por qué entonces la muerte? Nos responde la Sabiduría: “Por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla”. La muerte es el resultado final de una elección equivocada del hombre y del ángel.

2 - ¿Qué muerte? – Si se tratara solamente de la muerte del cuerpo sería un mal “limitado”. Peor aún si se tratara de la muerte del espíritu, que no mata el espíritu inmortal, pero mata en el corazón todo sentimiento de verdad, de amor, de perdón, de generosidad y lo hace esclavo de las pasiones peores. Hoy existe a nuestro alrededor esta terrible muerte en muchos que han perdido la dignidad de la vida y la esperanza de salir “del infierno”. En cambio, la perspectiva justa nos sugiere otro principio: vivir bien aquí, para no quedarnos siempre aquí. Pero todo esto presupone una conversión de todo lo que pasa a lo que permanece para siempre: “La verdadera conversión es adaptarse desde ahora a las realidades eternas” (Agustín).

3 – El libertador – Jesús, resucitando la hija de doce años del jefe de la sinagoga, demuestra que es la Resurrección y la Vida. Diciendo: “La niña no está muerta sino dormida”, alude, de modo discreto pero transparente, a la muerte del cuerpo como una prueba temporal que culminará en la resurrección final. Ésa es la clase de fe que Jesús también nos pide: Él, como Dios, tiene el poder de liberarnos de la muerte del cuerpo, pero más aún de la del espíritu. Con una sola muerte, Jesús nos ha liberado de dos muertes: la del cuerpo y la del espíritu; con una sola resurrección nos ha dado dos resurrecciones: la del cuerpo y la del espíritu.

4 - Otra muerte – Es la muerte de Jesús, deseada ardientemente y querida con mucha lucidez, para ofrecerce a todos nosotros y liberarnos de la doble muerte del cuerpo y del espíritu. ¡Una muerte buscada por amor y no soportada por obligación! Agustín dice que sólo hay una forma de morir a sí mismos y salir de este mundo: amar a los demás. Y San Pablo: “Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos”. ¡Ésta es la nueva muerte en Cristo que da  vida! Así reza San Agustín: “¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo (Confesiones) – “Ahora te amo a ti solo, a ti solo sigo;  quiero pertenecer a tu jurisdicción”(Soliloquios)

5 – Echemos las cuentas – Todos tenemos que afrontar a la hermana muerte. No sirve de nada remover el pensamiento de la muerte para exorcizar el miedo. En su lugar, debemos hacer una reflexión sana para encontrar razones válidas que den sentido a la muerte misma. Sólo pueden ser de dos tipos: una vida realmente buena y fructífera para todos, una visión de eternidad donde la muerte no llega a ser el fin, sino el comienzo de la vida eterna. Por el contrario, la triste experiencia de vacío existencial y de muerte (guerras, terrorismo, abortos, drogas, eutanasia), que marca nuestra época, es el salario del pecado del hombre moderno. El amor por la vida y su respeto es un punto de inicio necesario para restaurar la esperanza en el futuro. Pero es hora de recuperar en nuestra esperanza una 'serenidad' cristiana frente a la muerte, donando cada día de nuestras vidas. “¡No tengas miedo - también nos dice Jesús – cree nada más!” Los que saben morir por amor, como Cristo, no tienen miedo de morir ¡y resucitarán a una nueva vida!

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