XX Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 15 August 2015

verdeSi alguno come de este pan, vivirá para siempre    

Lecturas: Proverbios 9, 1‑6; Efesios 5, 15‑20; Juan 6, 51‑58.                      

1 ‑ A la mesa– El libro de los Proverbios describe así la Sabiduría: “Vengan, disfruten de mi pan y beban del vino que he mezclado. Dejen su insensatez, y vivirán; andarán por el camino del discernimiento”. En la mesa de Dios nos nutrimos de toda Palabra que sale de su boca. Cristo mismo es la Sabiduría del Padre: comiendo y bebiendo su cuerpo y su sangre, recibimos la plenitud del Amor de Dios Éste es el alimento que corrobora nuestro espíritu y lo hace vivir en plena salud de verdad y amor. . Andarán por el camino del discernimiento significa respetar la verdad de la naturaleza de Dios y el hombre. La falta de la verdad no sólo hace ignorantes, sino ¡estúpidos! Nos auto-privamos el uso de la razón y nos condenamos a hacer cosas en contra de la naturaleza.

2 ‑ Carne y sangre – Una cena singular ... la cena de la Eucaristía. Hecha en la noche para recordarnos el “sacrificio vespertino” de la Cruz, la prueba suprema del amor de Dios por sus hijos perdidos; hecha en la noche para recordarnos las vísperas de esta vida temporal que nos anuncia el día eterno! ¿Qué significa: “comer la carne” y “beber la sangre”? La carne de Cristo es su cuerpo, la sangre de Cristo es el precio pagado para lavar una multitud de pecados. Realmente come la carne del Señor quien quiere vivir en la unidad de su cuerpo, la Iglesia y realmente bebe su sangre quien quiere vivir la vida divina en el Amor a Dios y al prójimo.

3 ‑ Dos efectos – En el discurso eucarístico de Cafarnaúm, narrado por Juan, Jesús destaca muy bien: a)“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final”, b) “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él”. La Eucaristía libera al hombre de la muerte, de la inercia del cuerpo y el espíritu y de la soledad, el aislamiento en términos de relaciones humanas y sobrenaturales. Éstos son justamente los efectos secundarios del pecado. El hombre ya no está solo, sino que es uno con Cristo; el hombre ya no vive para la muerte sino para la vida. Pues, “Si alguno come de este pan, vivirá para siempre”

4 – Apariencia y realidad – La función de los sacramentos es la de revelarnos de modo velado el misterio infinito de la vida de Dios. El velo del misterio que envuelve a Dios y al hombre, se vuelve transparente en la Eucaristía: El pan significa que Dios nutre al hombre conviertiéndolo en un cuerpo sólo con Él y con todos los hombres, el vino significa que la Sangre de Cristo se mezcla con la sangre humana como savia divina que enriquece la vida humana. La Eucaristía es verdaderamente el corazón del misterio: ¡la vida del hombre se mezcla ahora con la Vida de Dios! Así podemos leer este pensamiento de San Agustín: “Quién hizo todo de tí, quiere todo de ti y todo lo que eres ” (Sermón 34,7).

5 ‑ Tres metas – Nuestra vida, alimentada por la Eucaristía, debe desarrollarse en tres direcciones: a) asimilarnos cada vez más a Cristo, presente en nosotros de modo inseparable todos los días de la vida; b) transformarnos verdaderamente en un solo cuerpo con todos los hombres, aboliendo divisiones e  individualismos; c) orientarnos a la vida eterna, dando una dimensión de infinito a todos los hechos cotidianos. Éstas son las tres metas de la vida humana sobre la tierra: ser un corazón sólo con Dios y con los hombres -un cuerpo sólo en Dios y en el hombre- ¡tendiendo hacia Dios eterno!

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