XXV Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 18 September 2015

verdeSi alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos    

Lecturas: Sabiduría 2, 17-20; Santiago 3, 16-4, 3; Marcos 9, 30-37.                      

1 ‑ La prueba‑ El libro de la Sabiduría describe la historia del justo, el Siervo de Dios, contrastado con toda clase de pruebas y condenado a morir porque su conducta es un reproche ardiente a los impíos: “Tendamos lazos al justo que nos fastidia, sometámosle al ultraje , condenémosle a una muerte afrentosa. Veamos si sus palabras son verdaderas y si Dios lo asisterá; examinemos su temple y su entereza”. La pasión de cada justo es parte integrante del drama entre el bien y el mal; el bien y el mal están destinados a convivir hasta que la Redención no se haya cumplido.

2 ‑ Las causas – Cuando el espíritu del mal entra en el corazón del hombre, se rechaza la sabiduría que desciende del cielo. El Apóstol Santiago describe así el marco de la lucha entre el bien y el mal: “Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra”. El desorden y la guerra están dentro del hombre y de allí, inevitablemente, se trasladan al externo. El mal es, ante todo, “celos y contienda” contra todas las formas de bien; el bien es esencialmente “puro, pacífico, bondadoso, dócil, lleno de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincero”.

3 ‑ Primeros-últimos – Si la causa de todos los males es el orgullo y el deseo de sobresalir por encima de todos, el camino para resolver los conflictos es la humildad, el hacerse últimos delante a Dios, a sí mismos y a los demás. Ésta es, pues, la receta de Jesús, que ha dado a los apóstoles que estaban discutiendo entre sí quién era el mayor: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y para no ser malentendido, Jesús tomó a un niño y lo puso en medio de ellos.y dijo: “El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió”. La verdadera grandeza vive sólo en un corazón humilde, de niño que se abandona en todo a Dios.

4 ‑ Últimos‑primeros – En la vida divina los verdaderos primeros son los que se han hecho últimos, es decir que se han puesto totalmente a disposición de todos; en cambio, los que se consideraban primeros simplemente porque han ignorado la existencia de los demás, serán confinados al último lugar. Escuchemos todavía a Jesús: “Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos” (Mt.20,16) – “Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros”(Jn.13,14). No debemos escandalizarnos por todo esto porque nuestro Señor es el infinitamente humilde y sólo los humildes son agradables a Él.

5 ‑ La Pasión – Están los que luchan desesperadamente para ganar los “primeros lugares” y están los que encuentran su lugar junto a los últimos: los marginados de todo tipo, es decir, aquellos que pueden  contar sólo en los demás. El cristiano “sigue” a Jesús en su vida y en su última pasión: el Calvario y la cruz son su lugar. He aquí un punto de conversión urgente para todos: dejar de lado la vanidad y los intereses personales para dar su vida sin reservas a los demás. En los lugares de dolor y expiación, de miseria y  soledad, de trabajo y fatiga, se encuentran siempre los "últimos" de Jesús.

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