Vigésimo Cuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

Posted by Padre Eugenio Cavallari on 12 September 2014

verdeNo te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces.    

Lecturas: Eclesiástico 27,33 28,9; Romanos 14,7 9; Mateo 18, 21-36.                      

1 - El ‘como’ – Ya sea el Antiguo como el Nuevo Testamento están recorridos por un paralelo entre el comportamiento de Dios y el comportamiento del hombre: “ámense los unos a los otros, como yo los he amado - Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. No hay escape de este principio elemental de justicia entre Dios y nosotros: lo que le pedimos, debemos estar dispuestos a darlo a los demás. El amor exige siempre y en todo la reciprocidad. En este sentido, debe interpretarse el principio: “ojo por ojo y diente por diente”. ¡Una mirada de perdón, una palabra de perdón!

2 – La abominación - He aquí la cosa más infamante para el hombre y la más repugnante para Dios: “Rencor e ira son abominables, esa es la propiedad del pecador. El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados” (Eclesiástico). La razón es elemental: “De un hombre como él no tiene piedad, ¡y pide perdón por sus propios pecados!” (ivi)? El rencor se convierte con facilidad en ira y la ira en odio, por lo que distorsiona nuestro corazón hasta hacerle desear de ver eliminado a su hermano. Por esta razón, la ira se equipara al asesinato en la Escritura.

3 - ¿Cuántas veces? – Pedro arriesga una pregunta a Jesús para ver si realmente es necesario perdonar: “Señor, ¿cuántas veces debo perdonar? ¿Hasta siete veces?” La respuesta es franca: “¡Hasta setenta veces siete!” Es decir: siempre. ¿Qué son las deudas que tenemos con los hermanos, frente a la deuda que tenemos con Dios? Algún millar de monedas con respecto a muchos millones según la parábola evangélica. ¡Si Dios perdona siempre y todo, también el hombre tiene que perdonar siempre! Esta fuerza sobrehumana es sólo fruto de la gracia de la Cruz.

4 - Cómo perdonar – Dios perdona al hombre, pero exige algunas condiciones: a) el arrepentimiento interior, b) un cambio de conducta, c) la reparación adecuada por el daño hecho. También entre nosotros el perdón debe ser dado con estas condiciones. Siempre debe ser un instrumento de redención para los que perdonan y para los que son perdonados. En todo caso, si no se dan todas las condiciones de inmediato, no renunciemos al perdón, sometiéndonos en todo a Dios.

5 - Una consideración – En la vida no hay perfectos y santos por un lado y pecadores y condenados por el otro. Si bien es cierto que “el hombre justo peca siete veces al día”, es fácil ver cuántas veces se tiene que recurrir al perdón y a la comprensión mutua para avanzar en paz y armonía: en la familia, en el trabajo, en los grupos , en la sociedad, en la Iglesia. Si se recuerda esto, ¡habrá menos necesidad de perdón!

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